domingo, 14 de septiembre de 2008

LA BERREA YA ESTÁ AQUÍ

Aparece septiembre y octubre en nuestro calendario, dulce maná para los amantes de la naturaleza y del campo, meses en los que la mayor parte de los árboles que jalonan nuestros bosques engordan sus frutos para que semanas más tarde estén a disposición de cuantos moradores pasen a su lado. Castañas, avellanas, hayucos o bellotas caen al suelo empujados por la leve brisa que desde septiembre anuncia el inminente cambio de estación.
Es ahora entre servales y madroños, sorteando las primeras setas de la temporada, cuando nuestros montes y sierras se encojen por el bramido hondo de uno de sus más ilustres inquilinos: el ciervo.

Desde lo más profundo de nuestras sierras y como cada otoño, año tras año, desde que el hombre es hombre, surgen ecos de guerra. Resuenan entre las jaras voces e impactos de duras cornamentas que rápidamente se extenderán por toda la geografía anunciando la llegada del efímero celo.

Entre desgarrantes bramidos, le berrea nos muestra el lado más noble de la selección natural, solo el más fuerte y el mejor dotado conseguirá el harén de hembras que le permita, una vez más, perpetuar la especie. Las tardes de septiembre y octubre se bañarán de combates interminables y sonidos de otro mundo por la más ética de cuantas razones tiene la naturaleza para explicar la lucha entre dos individuos: la reproducción, la supervivencia.

Octubre es mes de amoríos y romances para los grandes herbívoros del bosque, como también lo es para los grandes amantes de éste. Salir al campo en éstas fechas trae recuerdos y músicas que con “celo” guardaremos de por vida, nunca mejor dicho.

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